Amando a mi prójimo
``Un
mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he
amado, así también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros´´. Juan 13:34-35
``En esto conocerán
que son mis discípulos ́ ́, en el fruto visible de que
aman a los demás. ¡Wow! Que tremendo reto y que mandato; literalmente por la forma
en que mostramos el amor y el cuidado a nuestro prójimo nos conocerán como
imitadores y seguidores de Jesús. Porque Él fue, es y siempre será ``El
Perfecto Amor´´.
El que ama se mueve en misericordia, el que se mueve en misericordia se
entrega, el que se entrega se inclina a ayudar a los demás y el que ayuda busca cuidar a su hermano,
ser apoyo, ser sustento, y la lista sería interminable. Pero vivimos
en un mundo que de manera contradictoria habla más de la empatía, del corazón,
de ponernos en el zapato del otro, pero siempre desde la perspectiva de que
primero, segundo y tercero estoy yo y entonces si sobra; está el otro. Y
nosotros como pueblo de Dios muchas veces adoptamos esa posición sin saberlo y
otras sin analizarlo mucho.
¿Acaso tengo yo que andar cuidando tu sensible corazón? Eso está solo a
cargo de ti. Es el pensamiento actual, algo totalmente anti bíblico, ¿no? ¿Porque
Jesús nos habrá mandado amar al prójimo, a nuestros hermanos? Debe de haber
muchas razones y vemos que:
Jesús nos llamó a cuidarnos entre nosotros, a inclinarnos, a entregarnos
al prójimo. Y lo podemos ver a la luz de 1 Corintios 12:25 ``a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los
miembros tengan el mismo cuidado unos por otros´´. Porque cuando nos sentimos
amados, valorados, atendidos y protegidos eso trae unidad y acercamiento,
cuanto más en el cuerpo de Cristo. ¡En la unidad hay poder!
La palabra tiene vida, tiene poder, es sencilla y práctica pero muchas
veces nuestras mentes y corazones tienden a pensar que debe de haber algo más
complejo o que no puede ser así. De lo teórico a lo funcional, de eso se
trata. De atender a mí hermano, amar a mi prójimo, inclinarme a su
dolor. ¡Más que mucho conocimiento, es vivirlo!
En Gálatas 6:2:
``Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo´´. Preguntarle a alguien:
¿Cómo estás? ¿Cómo va tu día? ¿Cómo quieres que te ayude? O déjame ayudarte en… Puedes hacer la diferencia hoy.
Filipenses 2:4: ``No
buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los
demás´´. Es mejor dar que recibir y Dios nos bendice cada día, que si lo
pensamos un poco, podemos ofrendarle a ese hermano que necesita de ayuda.
Escuchar con atención, con calidad al hermano que nos habla de sus
aflicciones, de sus pesares y también de sus alegrías, de sus logros y de sus
éxitos. Estando presente en nuestras conversaciones, aún con el
desconocido.
Santiago 1:27: ``La
religión pura y sin mácula delante de {nuestro} Dios y Padre es ésta: visitar
a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, {y} guardarse sin mancha del
mundo´´. Si levantamos la mirada y vemos a nuestro alrededor, encontraremos a
esos hermanos que están pasando un momento difícil y que le podemos extender un
``Heme aquí´´ ``Puedo orar por ti´´.
Efesios 4:32: ``Sed
más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
así como también Dios os perdonó en Cristo´´. Nadie es perfecto y tal como nosotros le pedimos al Señor que perdone
nuestros pecados, recordemos que nuestros hermanos también se equivocan y
merecen de nuestro perdón, de nuestra misericordia, de nuestra amabilidad.
1 Corintios 12:25: ``A
fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo
cuidado unos por otros´´. El cuidado por el hermano, el prestar un poco de nuestro tiempo a
escucharlo, mostrarle su valor, dedicarle calidad en nuestras palabras. En
resumen, amarlos es una de las claves para la unidad del cuerpo de Cristo.
Es cierto que a veces
se nos sale de las manos circunstancia en la vida del prójimo pero: ¿Debo de cuidar el corazón de mi prójimo?
¡Sí!, hasta la medida que esté en nuestras manos y más allá. Recordemos lo
que dice Mateo 25:40 ``Respondiendo el Rey, les dirá: ``En verdad os digo
que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más
pequeños, a mí lo hicisteis.´´
Dios les bendiga.
Ramili Paulino de Dicent
Excelente reflexión, algo que de la mano es que debemos amarnos a nosotros mismos, pues no puedo dar lo que no tengo. Claro que debo amarme con el amor de Dios, no egoísta.💓
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