Menosprecio
Cuando escuchamos o leemos la palabra ``menosprecio``, inmediatamente viene a
nuestra memoria aquellos momentos en los cuales hemos tenido un encuentro con
este sentimiento tan amargo, tan aplastante e incómodo; que invade todo nuestro
ser, arrastra consigo dolor y consecuencias de larga duración si no guardamos
nuestro corazón de este dardo tan invasivo.
El menosprecio es un ataque constante que parece estar presente en casi todas
las áreas de nuestras vidas, o ¿quién no ha sentido desprecio en lo
laboral? ¿En la universidad? ¿Por algunas personas de la familia? ¿De personas
que consideras amigos? ¿Y quién sabe en lo amoroso?
“Con toda
diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida“ Proverbios
4:23 BLA
Debemos guardar nuestro
corazón de esos dardos que vienen para destrucción, en vez de enfocarnos en la
situación, tener una visión más amplia y un espíritu enseñable de aquella
circunstancia, como nos dice 1 Tes 5:21 PDT “Examinen todo y quédense con lo bueno“; y es que aun de
aquello que parece malo, tendremos un gran aprendizaje y será moldeado nuestro
carácter.
Algo más importante y valioso es saber reconocer nuestras
propias fallas, y antes de pensar de manera casi automática en aquellos que nos
fallaron, debemos auto analizarnos y preguntarnos ¿Cuantas veces yo he menospreciado? El Señor nos manda a hacernos un
auto evaluación “¿Y por qué miras la paja
que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu
propio ojo?” Mateo 6:3, y aunque nos cueste reconocerlo hemos
desestimado a alguien, hoy te invito a hacer esta revisión conmigo.
¿Cuántas veces hemos minimizado a las autoridades que Dios
nos ha dado?: nuestros padres, jefes, gobernadores, líderes, pastores, etc.
En Romanos 13:1 vemos que el Señor no condiciono a que autoridades debemos o no
debemos someternos, Él dijo a toda
autoridad. “Sométase toda persona a
las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y
las que hay, por Dios han sido establecidas.”
O despreciado el alimento que tenemos en la casa (iglesia), como el
pueblo de Israel que menosprecio el mana y comenzó a desear el alimento que
tenían cuando eran esclavos. “Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto y
teníamos todos los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos
que queríamos. ¡Pero ahora lo único que vemos es este maná! Hasta hemos
perdido el apetito” Núm 11:5-6.
¡Seamos sinceros! Hemos
menospreciado a muchos por su condición social, raza, creencias, pecados, forma
de expresarse, vestirse, por tener pocas habilidades (sobre todo cuando
pensamos que tenemos muchas), por no tener los mismos dones, talentos o cualidades.
Y lo impactante de esto es que tanto el sentirnos menospreciados, como el caer
en menospreciar nos hace perder el enfoque de multiplicar lo que Dios ha puesto
en nuestras manos, pues el menosprecio provoca en nosotros esterilidad.
“Y vio Jehová que Lea era
menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril``. Génesis 29:31
Raquel amargada y
resentida, despreciaba a Lea; esa actitud negativa que conscientemente le
daba poco valor, poca importancia a su propia hermana la llevo a la esterilidad;
pero también podemos adoptar una actitud
de humildad, mansedumbre, identidad firme cuando somos menospreciados como
aquella mujer cananea que clamaba al Señor en Marcos 7:22-28, pareciera que
Jesús estaba desechado a esa mujer cuando le dijo: “Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y
echarlo a los perrillos.” vs.26. Sin embargo allí en ese momento esa mujer puso
en evidencia lo que había en su corazón y no solo le fue concedido el milagro
por el cual clamaba, sino que fue
reconocida como una mujer de gran Fe.
Ese ingrediente sorpresa
viene a nuestras vidas como parte de un trato, de un entrenamiento al carácter,
al alma, produce dominio propio, dependencia del Señor, nos da forma para ser
semejantes a Él. ¿Cuál es nuestra
actitud cuando el menosprecio toca a nuestra puerta? Caminemos como hijos
de Dios para no darle cabida al desprecio cuando alguien nos haga sentir
humillados, de poco valor; pero también caminemos como hijos para no desestimar
a los demás, sino tener ojos de misericordia y un accionar de amor.
Dios te bendiga.
Stephanie Garcia
Excelente y tan real, justo lo que necesito saber hoy.
ResponderEliminarGloria a Dios, hermosa reflexion!
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