La obra de la ley vs la justificación

 



Cuando nacemos guiados por normas o leyes que se nos enseña a lo largo de nuestro desarrollo hacia la adultez, pero cuando llegamos a ser adultos y una madurez plena somos responsable de nuestros actos y tenemos pleno conocimiento para razonar lo aprendido a lo largo de nuestro crecimiento.

 

Veamos la definición de ley, ``regla o norma establecida de una autoridad superior para regular, de acuerdo con la justicia, algunos aspectos de las relaciones sociales``. Viendo esta definición podemos notar que las leyes para Israel tuvieron su propósito, el cual era mostrarle su condición de pecadores mientras se manifestaba la llegada del señor Jesús.

 

Gálatas 3:19, 23-24 ``Entonces, ¿para qué se entregó la ley? fue añadida a la promesa para mostrarle a la gente sus pecados, pero la intención era que la ley durará solo hasta la llegada del hijo prometido. Por medio de ángeles, Dios entregó su ley a Moisés, quien hizo de mediador entre Dios y el pueblo``.


 ``Antes de que se abriera el camino de la fe en Cristo, estábamos vigilados por la ley. Nos mantuvo en custodia protectora, por así decirlo, hasta que fuera revelado el camino de la fe. Dicho de otra manera, la ley fue nuestra tutora hasta que vino Cristo; nos protegió hasta que se nos declarara justos ante Dios por medio de la fe. ``

 

Para los gentiles y los israelitas, la ley fue hecha para que sea como un espejo a nuestra vida, nunca con la intención de anular la guianza del Espíritu Santo. Para llegar a ser justificados delante de Dios, debemos ser visto por este a través de la sangre de Cristo Jesús y nunca por seguir la ley sin la luz de la palabra y la revelación del Espíritu Santo.

 

El Aposto Pablo nos reclama en Gálatas 3:3 ``¿Será posible que sean tan tontos? Después de haber comenzado su nueva vida en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos?``

 

Nunca seremos justificados delante de Dios por solo querer cumplir su ley, la mejor y única manera de ser encontrado justo es poder ser visto a través de la sangre de Cristo. Nunca debemos olvidar que estamos a salvo por reconocer nuestra naturaleza pecadora delante de Cristo Jesús, solo Dios puede limpiarlo no nuestras obras.

 

En Mateo 27:51 ``En ese momento, la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron en dos``, aquí vemos el momento justo en que la ley pasó a un segundo plano en la vida del pueblo de Israel y de todo lo seguidores de Cristo, pues en ese momento se da inicio al cumplimiento definitivo de salvación para la humanidad y ya nuestra condición de pecadores sería vista a través de la sangre de Cristo.

 

En ese momento Dios Padre nos dio la oportunidad de ser justo a través de la sangre de Cristo, siempre y cuando sigamos su guianza por medio del Espíritu Santo. Teniendo en cuenta que la definición de Justificación es: ``Declarar la inocencia de o falta de culpabilidad de alguien con relación a lo que se la acusa o sospecha de él``, entendiendo esto ¿Quién nos hace justo delante de Dios padre? Cristo Jesús es nuestra única posibilidad de ser encontrado justo delante Dios.

 

Romano 3:20-26 nos enseña que por más que nos esforcemos en seguir las obras de la ley será imposible alcanzar nuestra meta de llegar al cielo, ya que la ley solo nos muestra lo que somos sin Cristo y solo cuando confiamos en Él es que Dios nos ve a través de su sangre derramada en el sacrificio en la cruz, en el versículo 25 vemos que Dios ofreció a Jesús como sacrificio en la cruz porque ninguna ley podía hacernos justo delante de Él.

 

Al igual que Romanos 5:1 ``Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros``, aquí vemos que la obra de la ley no es la que nos salva, pero si nos muestra el camino que debemos seguir.

 

Debemos seguir la ley porque el mismo Cristo dijo yo vengo a cumplir ley como nos dice Mateo 5:17. Entonces si Jesús cumple la ley, también a nosotros nos corresponde cumplirla, siempre y cuando Dios sea el centro y la esencia de la misma y nunca traer interpretaciones personales por que la palabra profética es la Palabra de Dios.

 

En conclusión, la ley cumplió su objetivo, que era mostrarnos a nosotros mismo tal y como somos, y que podamos entender que no solo siguiendo la leyes o mandamiento de Jesús somos salvo sino que debemos tener una relación íntima con Él, para así Dios nos vea con ojos de amor y podamos ser coheredero de las promesas que Cristo Jesús tiene para nosotros.

 

Dios les bendiga

Miguel Alcántara


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